Mejor que los cereales...

Aplaudo la iniciativa del ayuntamiento de Gijón para dar los “Buenos días”, a sus parroquianos.
Os dejo unos ejemplos...






Te regalo un estrella



Mientras las viejas piedras le susurraban, una historia de asedios, de conquistas, y de sangre; mientras la bella y elaborada caligrafía medieval escribía versos del Conde de Lucanor en las sombras de sus cerrados ojos, el concentró sus sentidos en uno solo, y aspiro profundamente la trémula fragancia que emanaba de su nuca en aquella fría y limpia madrugada de invierno. La envolvió con su abrazo atrayendo su espalda contra su pecho, y sus brazos rodearon aquel vientre, contorneando a su vez la perfección de los senos. Ella cerro sus manos sobre las de el haciendo que abrigara en ellas la calidez y suavidad de unos pezones duros y pendencieros, en parte por el frio y en parte, por el deseo.
-¿Sabes que cielo?... Me gustaría regalarte una estrella-
-¿Y sabes que, también? Me gustaría, que volvieras a enseñarme como las reconoces en la mar y como dibujas tu rumbo sobre ellas usándolas como puertos de recalada…

-Vamos… enséñamelas marinero-.
El pescador sonrio, y usando su dedo como puntero sobre una elíptica y azabache pizarra, le revelo:
-Lo primero que hago es buscar la nebulosa de Orión... ¿La ves?, ahí la tienes, majestuosa, llenando siempre de color la oscuridad. Tan bella como la representación del cazador mitológico que lleva su nombre, y con Betelgeuse y Riguel oficiándole de fieles guardianas de su belleza.
A continuación busco para usarla como punto de partida en mi particular viaje estelar, la constelación del carro u Osa mayor, aunque me gusta más llamarle como los antiguos romanos, Septem Triones (Los siete Bueyes). Esta constelación es como un cruce de caminos desde el cual podrás acceder a todas partes, sus estrellas Dubhek y Merak apuntan directamente a la estrella polar o Ursae Minoris, y prolongando la lanza del mismo hacia el sur tu camino pasara por Arcturus y Spica, para una vez allí y doblando en ángulo recto reconocerás a Regulus. Y si unes esta al carro prolongando imaginariamente esa línea, pasaras próxima a Vega, desde donde podrás hallar fácilmente a Deneb y Altair pues las tres forman un gran triangulo celeste. Después, la diagonal del carro te llevara directamente a Castor y a Pollus. Y así a otras y otras, e iras descubriendo la mayor parte de esos faros celestiales que los antiguos marinos usaban a modo de cartas náuticas.

-Me gustaría que tu estrella estuviera cerca de ese pequeño carro- le susurro ella al oído,
-Así cuando la descubriera recordaría que mi Norte y el tuyo están cerca y siguen un mismo rumbo-
No hacía falta que esas tiernas palabras en aquella estrellada noche de invierno dispararan el irrefrenable impulso de darle la vuelta y besarla; hacia ya rato que lo deseaba…
Y la beso, la beso como nunca la habían besado, e hizo que ese beso durara eterno, o al menos hasta que el escarlata amanecer castellano calentara a través del ventanal sus sudorosos y fundidos cuerpos rozando con su aroma el aliento panificado de las bombillas. El mismo amanecer que logró que por fin se entregaran exhaustos al descanso después de dibujar sobre la cama las cosas que no se atrevieron a contarse.
Y mientras, las viejas piedras susurraron su adormecidas mentes contándoles historias de asedios, de conquistas, de caballeros y de damas.

En la mar a 14 de Marzo del 2009





Otro tipo de amor

Normalmente una película, una canción, un olor, o simplemente un sabor, son motivos más que suficientes para fondear en tu pecho esa hembra diezmada y lenta de la nostalgia. Eso es lo que provoco en mi hoy una desvestida y afligida tortilla de patatas... imágenes familiares que vinieron a recalar, arrancándome una desguarnecida sonrisa.
Estas navidades pasadas y a falta de casa materna donde fondear mis huesos decidí pasarlas junto a la regalada calidez de mi hermana mayor. Este vinculo familiar es la ostia!, Y aquellos hombres que hace tiempo tuvimos que enterrar los abrazos de quien nos dio la vida, y que más tarde perdimos nuestra pareja en el mismo lugar en el que llevábamos algún tiempo nosotros mismos extraviados. Aquellos que luego empezamos a escuchar de nuevo aquella vieja balada anhelando reencontrar la emoción de antes oyendo ahora la melodía en una versión distinta; Y que mientras, seguimos teniendo la gran suerte de topar siempre ese perdurable salvavidas al pie de la escollera en forma de hermana mayor, podemos considerarnos hombres afortunados entre los privilegiados.
El amor y el cariño de una hermana mayor es incombustible en el tiempo, es algo que perdura desde aquellos lejanos días en que se encargaba con sus manos enjabonadas que fueras bien repeinado a la escuela al tiempo que hacian pifiar la voz de tu rostro, o en los que, cuando había que poner a un matón de aula en su sitio era ella la que con los brazos en jarras no dudaba un solo instante en hacerlo, o que discutía hasta la extenuación que las pestañas de su hermanillo no eran capaces de encontrarse ni en los ojos de la mas afamada vedete.
A diferencia de tu madre o pareja, pasar unas vacaciones con ella tiene varios plus añadidos; y entre ellos: poder usar el mismo colegueo y comportamiento que tienes con tus amigos, a cambio de recibir los mismos cuidados que con las anteriores. Por no decir también, que te puedes ir a la cama y dormir desde el instante en que te metes en ella, a diferencia de... El caso es que esas vacaciones además de bien cuidado y mimado durante las mismas, y para no ser menos.. fue ella la que tuvo que poner la guinda al pastel. Y esta vino en el vuelo de vuelta a casa.
A mitad del vuelo, y mientras un sesentón casposo y su legitima devoraban con precipitada voracidad un reseco y carísimo sándwich de jamón y queso. Este que suscribe pidió una cerveza a la azafata y saco ceremoniosamente de su pequeña mochila un impresionante bocata de tortilla española esmeradamente envuelto en servilleta de papel y lamina de aluminio. Ni que decir tiene la manera en como inundo la cabina del avión aquel embriagador y esclavizado por el papel Albal olor a tortilla de patatas. Al momento y de manera instintiva a más de cuatro o cinco les goteaba el colmillo de forma canina y salvaje al tiempo que se les salían los ojos a la vista de aquella poderosa ostentación de rica gastronomía popular.
Y mientras yo comía a dos carrillos, las comisuras de mis labios no dejaban de dibujar una orgullosa sonrisa haciéndome sentir en aquel momento el pasajero mas envidiado de aquel avión. Y todo eso, gracias al desinteresado amor y cariño de una hermana mayor.

-Aunque como bien sabes, no soy muy dado a las lisonjas-, pero esto va por ti. Te lo mereces tronca.

En la mar a 7 de Marzo del 2009

Habia una vez...

Decia miña abuela...: "Agora tiralle do aire"

No se donde hay que poner el crespón negro, pero se aceptan pésames de buena gana. Y si no fuera porque me encanta Galicia, mi tierra. Ahora mismo me nacionalizaba Somalí… ¡Mecagoentoloquesemueve!

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