SU HUELLA

La mar es una enloquecida amante de furores y caprichos: pero si algo enseña de verdad es a tener mucha paciencia. Hay que sentir el barco bajo un viento intenso, sin posibilidad de huida, forzándolo a ponerse a la capa, como su marcha es un prodigio de paciente obstinación. El peligro que arrastra es tan hermoso como la perseverancia en soslayar el obstáculo.
Más de un marinero me ha contado que habiendo sido enrolado de crio por su padre o por su tío, le daba pavor la mar tempestuosa, y que había sufrido violentos mareos. Pero que había que obedecer, como obedece el barco a la mano que lo gobierna. A la larga ese miedo se volvía audacia, y el corazón se curte. Este importante trabajo no se consigue en un día, como tampoco la viril firmeza de esos rostros. La mar ha limado esas caras de año en año, de padre a hijo, igual que ha pulido las rocas de la orilla. Y esa mar que con frecuencia nos mata, nos da también lo más noble que tenemos: el firme valor, el alma atenta, la paciencia, el reflejo en los ojos de la muerte aceptada… y esa es su huella en nosotros.

Desde altas latitudes australes y capeando un fuerte temporal, dedico estas líneas a los dos marineros desaparecidos esta noche en un pesquero al sur del rio de la Plata (Argentina)

En la mar a 31 de Octubre del 20102

Mi vacuna



El gran placer de los viajes oceánicos es que, a diferencia de la navegación por un día, a medida que la tierra va quedando atrás, te vas liberando de las tormentas y preocupaciones que te golpeaban en tierra firme, de todas las cosas que deberías de haber llevado a cabo pero has dejado pendientes, de todos los residuos insignificantes y cuestiones superfluas, de tu existencia ordinaria, como si fuera una serpiente que se desprende de su piel seca. Te sientes desempolvado y vivo otra vez. No puedes solucionar ninguno de esos viejos problemas, esa es la pura verdad, por lo que los olvidas y te limitas a ocuparte de la navegación y la vida… porque hacer las cosas bien cuando surcas los mares en un barco es, sencillamente una cuestión de supervivencia.
Este prodigio que reduce a las personas a su esencia, se produce cada vez que dejas tierra. Y del mismo modo cuando finalmente la intuyes, te invade una morriña de la misma y misteriosamente, te sientes otra vez ansioso por pisarla y dispuesto a sumergirte de nuevo en ese atosigante lodazal de preocupaciones.

29-S

Siempre pensé que las huelgas generales servían de fermento para que se produjera entre nosotros la convulsión social oportuna de la que pudiera derivarse un nuevo orden en la relación de los ciudadanos con sus gobernantes, dando por extinguido un modelo en el que la eficacia de los políticos se demuestra secundaria respecto de su soberbia, su prepotencia y su despilfarro. Y que al mismo tiempo, esta fuera base de un estallido social que se llevara por delante una manera de hacer política en la que sus "profesionales" se sirven de las urnas para evitar que su merecido destino sea el furgón de la Policía o un banquillo en el juzgado.
Pero no, en este país de navaja y tortilla el derrocamiento de jerarcas atornillados a sus puestos solo pasa por papeletas cívicas que trastoquen su mundo de ganadores a perdedores, olvidando que perdedor no es el que sale derrotado de las urnas sino el que perdió la familia, el empleo, la salud y la esperanza.
Hago mías las palabras de Maese Reverte cuando se lamentaba profundamente que este país no hubiera parido un Joseph Guillotin. De haber sido así otro gallo nos hubiera cantado.

A VIUDA



Conozco un lugar donde la gente entre taza y taza de ribeiro, nace, crece y muere en gallego. Donde la vida fluye de manera natural y espontanea a la hora del ángelus sin campanas que lo pregonen. Donde la ausencia no solamente es una actitud pensativa reservada exclusivamente a esos enigmáticos rostros cincelados por el viento y la sal que lo frecuentan.
Uno de esos sitios donde descubres lo agradable que resulta a veces la empalagosa e insensible tolerancia de la amistad en unos parroquianos que solamente fueron juiciosos cuando ya la salud les impidió ser temerarios; ese tipo de hombres a los cuales el denso humo del tabaco les sigue rebajando dos notas la voz cada vez que hablan de esa mar. Que en su boca, y cuarteada en meridianos y paralelos, en brazas y en millas, en pozos y en puntales, se te hace grafica en el alma hasta el punto de ser más reconocible y familiar que el pasillo de tu propia casa, a nada que hiles la conversación.
Un lugar donde las piedras hablan un idioma tan viejo que te hacen recordar el olvido, y la madera huele a bajamar, pimentón dulce y aceite de oliva virgen.  Y en donde las manos de su dueña transforman en orfebrería culinaria los sencillos platos marineros, y en exquisitez la sublime indigencia del producto; haciéndote disfrutar sensaciones que nuestros nietos en el mejor de los casos, solo podrán leer en los viejos recetarios.
Pero además de la comida y la buena compañía, hay algo que me gusta en sobremanera, y es su luz. Esa luz de atardecer invernal que a través de sus cristales hace que intuya de manera hermosa, la amargura de esa otra  desalentada luz observada en la mar.
Y como casi siempre, cuando esa  luz efímera se esfuma, yo disfruto el momento como si lo estuviese recordando.
… Conozco un lugar en un pequeño pueblo de pescadores gallegos donde tuve el privilegio de haber sido adoptado, que se llama… A Taberna da Viuda (Bueu)

LEYENDO MAR (El hombre y el mar)


¿Y que si soy del mar, si él me trae y me lleva y me conoce y no le tengo miedo? No te fíes de mí, ya te lo aviso, ni me eches la culpa de mis mareas altas ni de mis remolinos o resacas. No tiene explicación, ni se la busques, el oleaje libre de la vida, que le vamos a hacer, eso no se controla. Si dices tú que la pasión te ha hecho perder la libertad, es que no conoces la pasión por la libertad misma.

Carmen Martin Gaite   La reina de las Nieves, 1994

En busca del tesoro

Después de dos largos y duros meses de campaña invernal, llegan por fin las tan ansiadas vacaciones. Con un mes y pico de ocio por delante llega el levantarse tarde y acostarse más tarde aun, llegan los tranquilos paseos por el puerto con la prensa bajo el brazo y el disfrutar de los vinos con las viejas glorias marineras en la taberna de “La viuda”, las largas siestas y las salidas nocturnas. Pero sobre todo llego el momento de saborear la mar de forma no profesional; soltar las amarras del “Novo Syl” y disfrutarlo en compañía de quien inspiro su nombre, mientras la marea pronuncia sin lengua una gramática de arena.
Así que bajando la tapa del ordenador, doy carpetazo a esta campaña y a la lectura digital por esa otra de papel que attrezzara esos momentos de gran tranquilidad en los que en cuya sonoridad, Dios sólo se atrevería a pisar descalzo.
A aquellos que soléis pasear por esta cubierta os dejo un "Hasta luego", no sin antes legaros los últimos escozores de aquel que se hace llamar Capitán Tormentas.

EN BUSCA DEL TESORO

A mí la verdad que esto del ultra feminismo integrista de género y genera me la trae al pairo y lo que digan estas imbecilas sobre el sexismo lingüístico y otros desatinos, tres cuartos de lo mismo. Lo que me jode, es que la caudilla de todas ellas, o sea la ministra de igualdad y el buen rollito, Bibiana Aido; esa que de trabajar en Hollywood con un poco de suerte solo conseguiría que en una película de Meryl Streep le diesen a regañadientes un papel de galán maduro por aquello de los trajes grises que se gasta. Y que pasara a los anales de la historia de la estupidez por lo de los miembros y las miembras, vuelva a ser titular en los periódicos. Porque en plena época de vacas flacas, y más cuando su comandante en jefe Mr. Been está reclamando austeridad en el “gasto público”, va la citada miembra del gobierno y destina una partida de 845.803 euros para estudios feministas de las mujeres y el género.

Estos presupuestos que fueron publicados la semana pasada en el BOE serán llevados a cabo por 22 investigadores, de los cuales 21 son mujeres, que serán pagados y pagadas por muchos de aquellos que hoy alargan las colas del INEM. Estos leuros se gastaran entre otras gilipolleces en la elaboración de un “Mapa de Inervación y Excitación Sexual en Clítoris y Labios Menores; aplicación en Genitoplastia”, asi como en el estudio de “Reparaciones europeas contemporáneas y memoria de la esclavitud: esclavas negro-africanas y españolas abolicionistas (Siglos XVI al XIX)”, o en el de "Ética, religión y normativa de género”.

Como con solo esto ya sería suficiente motivo como para coger el cachorrillo y liar una pajarraca como la de Puerto Hurraco, al menos aquellos que pagamos estas estupideces deberíamos exigir que una vez realizado dicho mapa lo saquen a la venta en los kioskos, o mejor aún, de regalo en un suplemento dominical con su correspondiente brújula pues a estas altura y peinando canas, uno ya no está por la espeleología aventurera.

Pero lo que más me jode de todo esto es que echen por tierra algo que me dijo una vez mi madre y que nunca olvidare “Non te preocupes rapaz, que hasta o mais parvo da co buraco

La risa del mar

No soy Camus, tendría que navegar varias vidas para acercarme remotamente a la sonoridad narrativa de sus letras. Pero si que podríamos acercar las aceras en estremecimientos del alma en la mar, en como sentimos ese brisa sobre la piel y en como sabemos arroparnos en esa soledad azul que acompaña al hombre de mar en cada singladura. La mar es una hechicera irresistible que te cautiva, te fascina, te vacía y termina por hacerte extraño a todo salvo a ella. Al igual que la mejor de las amantes, sus húmedas caricias hacen que el corazón de un hombre se disuelva como la sal anulando voluntades y promesas.
En la anterior entrada Ico dejo un comentario en el que decía comprender ese sentimiento de sentirse escindido que compartía Camus con sus lectores. Yo además de comprenderlo, lo siento muy adentro; como esa fría humedad de las madrugadas portuarias que una vez metida bajo la dermis solo una larga ducha caliente es capaz de quitártela. Siento al igual que él en lo más profundo de mi alma, que mi vida esta escindida del pensar común y de la aparente normalidad que cualquiera pueda llevar en tierra.
Esta escisión voluntaria creo que es fruto de esa liquida morriña azul. Esa que hace que necesite embriagarme de horizontes limpios y de volver a saturarme de la riquísima coloración del mar. Pero sobre todo que necesite sus noches; esas noches tranquilas y serenas, noches que arrastran en su sombra luces rojizas con cielos engalanados de collares de perlas centelleantes tejidas sobre su vaporeo vestido azul. Necesito de forma imperativa apoyarme en la regala, mirar hacia popa, y contemplar ese burbujeo de fuego en la estela como si de un sendero de luz hecho con polvo de las mismísimas estrellas se tratase. Necesito escuchar a babor y a estribor en la noche, esas voces apagadas que hablan, o esas otras que cantan o parecen llorar; esas voces que llegan traídas por la calma de la noche desde las profundidades infinitas de la mar.
Ese sentir es lo que pone en tu boca esa sonrisa idiota cuando por ella eres abrazado.
Como decía el poeta Antonio Machado…

El mar hierve y canta…
El mar es un sueño sonoro.
El mar hierve y ríe
Con olas azules y espumas de leche y plata,
El mar hierve y ríe
Bajo el cielo azul.
El mar lactescente,
El mar rutilante
Que ríe en sus liras de plata sus risas azules…
¡Hierve y ríe el mar!

LEYENDO MAR (Las noches en la mar) 1

Dedicado a la intrépida bucanera que recien ascendida a Capitana de su alma, ha arriado su Jolly Roger y dice llamarse Mar.


Maravillosa noche sobre el atlántico. Esta hora que va desde el sol ya oculto a la luna que apenas acaba de salir, del oeste todavía luminoso al este ya oscuro. Sí, he amado mucho el mar –esta inmensidad calma – estas estelas cubiertas – estas sendas liquidas. Por primera vez un horizonte a la medida de una respiración de hombre, un espacio tan grande como su audacia. Siempre me he sentido escindido entre mi apetito de seres, la vanidad de la agitación y el deseo de igualarme a estos mares de olvido, a estos silencios desmesurados que son como el hechizo de la muerte. Me gustan las vanidades mundanas, mis semejantes, los rostros, pero junto a la vida mundana tengo una regla propia que es el mar y todo lo que en este mundo se le parece. Oh dulzura de las noches cuando todas las estrellas oscilan y deslizan por encima de los mástiles, y este silencio dentro de mí, este silencio al fin que me libera de todo.


Albert Camus   Diarios de Viaje, 1946

Ademas de...

Cualquiera puede celebrar hoy en día el aniversario de lo que le salga del mascaron de proa, hay 365 días al año para ello. Aunque cada vez sean menos, pues la peña anda por ahí trastornada buscando un día libre al que endiñársela, y más en estos tiempos en que no pasa un solo día sin que uno esté viviendo el día internacional de una noble causa o lúdico evento. Y con esto no quiero que penséis que el que suscribe este hasta el escroto del día conmemorativo: del soldadito humanitario que te cagas, el reivindicativo de: ninguna portera sin sus zapatillas de felpa o el solidario con el político huérfano de escaño. Habrá quien celebre con entusiasmo cualquier aniversario de estos y también habrá quien se los pasara directamente por la quilla. Cualquiera de las dos posturas es respetable según le amure a uno más o menos el viento.

Todo este rollo viene a cuento de la celebración del “día de los enamorados” y de una sobremesa de barco que tuve el otro día. Como siempre, tuve que escuchar el típico discurso de: que si estás enamorado San Valentín hay que celebrarlo a diario, que si yo para acordarme de Santa Barbará no necesito que llueva, etc. Y como siempre, mi contestación: que tendrán que ver las churras con las merinas.

Estoy totalmente de acuerdo con esas apreciaciones, y de que no es cuestión que cada 14 de febrero los enamorados se animen a decirse todas las mentiras piadosas o verdades inflamadas de pasión que sus corazones desean, o sus hormonas reclamen, que eso es labor del día a día. Pero puestos a celebrar gilipolleces como dije al principio, me gusta más y creo que a ella también, celebrar el día del amor. Y no el del amor fraterno, ni happy flower. Sino el día del amor entre dos, el romántico, el pasional y el hormonal. Me gusta recordarle y celebrar una vez al año, que sigo viviendo en esa glauca atmósfera azul desde aquella noche en la que su boca dio carpetazo a mis ojos. Y me gusta suscribirle con un regalo, una frase o un detalle, que ella es para mí la reina de mi universo al tiempo que se hizo entera dueña de ese corazón marinero que en su día supo conquistar. Y que a pesar de que a veces, y justamente en ese día nos separen miles de kilómetros o millas náuticas, quiero que sienta ese latir junto al suyo y sobre todo, ese… “no dejo de pensar en ti ni un solo instante” y menos en un día como hoy.

Creo que es bueno celebrar año a año, que aquello que empezó siendo una pasión no se deje convertir en un hábito hasta que el tiempo lo convierta en simple paternalismo. Todos sabemos que el transcurso de los años hace que el amor sea propenso a la fraternidad. Y al menos celebrando este día con el corazón, celebras también que en caso de que transcurrido el tiempo y si un día llegaras a engañar a tu churri o legitima con otra chica, este sea, por dios, un adulterio. Porque lo verdaderamente terrible en una pareja es que al cabo del tiempo, acostarte con ella puedas considerarlo un incesto.

Así que cada cual que se lama su ciruelo. Y como dije al principio, celebre lo que le salga del mascaron de proa. Yo seguiré celebrando este día, y de momento, te regalo “además de”… esa Samba para ti, -que uno es un romanticon muy clásico-.

Clonar a Willy

Un poco al carro de mi último post y dado que se otea ya San Valentín por la proa, he encontrado el regalo perfecto para las mujeres, novias o churris de los colegas de profesión. ¡Clone a Willy! Con este invento se acabaron por fin las interminables y austeras campañas de pesca en Las Malvinas, Canadá o Sudafrica. Por un módico precio, cuarenta y nueve leuros de nada, nuestras erizas pueden tener un clon perfecto del pene de su marino preferido. Siempre y cuando, eso sí, el original del susodicho sea digno merecedor de tal replica. En caso contrario, siempre podrán seguir usando el de su viejo amigo de instituto, antiguo novio, pizzero o repartidor de gaseosa al uso, como hasta ahora hicieron desde tiempos inmemorables.

Dicho kit de bricolaje peneano viene muy bien surtido, entre otras cosas trae un polvo especial para el modelado. Una silicona patentada (por sabe dios quien) con un suave y perfecto tacto a “piel liquida”. Un tubo de modelado y un tubo para moldear (que me expliquen la diferencia). Un termómetro (a mí esto me da un poco de yuyu, pues debe de ser para controlar bien la temperatura de la pasta en cuestión, no vaya a ser que nos pasemos y el original nos quede mayormente como un chorizo criollo pasado por el microondas). Por supuesto una unidad vibradora con sus correspondientes pilas “Duracell plus”que se incrustara dentro de la réplica –digo yo-, para comodidad posterior de las legitimas. Palito para remover el mejunje, y unas instrucciones en coreano muy fáciles de seguir.

Una de las características del kit que a mí me ha dejado más pensativo, es la de: “proceso divertido”. ¿Para quién?, me pregunto. Porque puñetera la gracia -que a mí al menos- me haría tener la piroliña recubierta de un liquido tipo caucho hirviente con una cánula en la punta -me imagino para no atascar el orificio meatorio-, no vaya a ser que por encima de desgraciarla para su uso más placentero, no podamos ni siquiera mear después, por obturación del desagüe. Ah! Y se me olvidaba. Para aquellas que les guste el loock dicharachero discotequero lo tenéis en fosforito, pues no hay nada mejor que una miembro viril bien iluminado. ¿A que si?

Pero bueno quitándole alguno de esos pequeños inconvenientes de montaje, yo creo que merece la pena el regalo. Al menos siempre será más barato que los papeles del divorcio, o en el peor de los casos seguir manteniendo con el esfuerzo pesquero unos pitones dignos de un miura de feria.

Follamos poco y mal


Cambiando un poco el color negro y gris de mis últimos post y aprovechando un poco este sol invernal que no solamente te caldea el ánimo, sino también el alma y algo más, me gustaría comentar una noticia que recorre los últimos telediarios y tabernas de este país… “Los españoles follamos poco y mal”.

Lo dicen las encuestas eh!, que no me lo invento yo. Aunque a mí me gustaría saber a quién coño le hacen tales sondeos, pues siempre hablan de un montón de miles de encuestados y a mí personalmente nunca me entrevisto nadie para entrar dentro de estos recuentos, aunque según ellos estos están avalados por las “sinceras” respuestas de 18.000 hombres y mujeres en edad de merecer, o séase entre los 16 y 55 años.

Dichas estadísticas están hechas por una conocida marca de condones y nos hacen ver con los números que el tan afamado latín lover es cada vez menos latín, y menos lover, deportándolo a los puestos de la cola en cuestiones del fornicio; exactamente el decimonoveno de veintisiete. Según la conocida marca nosotros solamente le andamos en las muelas a la legítima o no tan legítima, noventa días al año, frente a los ciento veintidós de los rusos, -y no es por el frio, que este invierno hizo un pelete del carajo y no aumento la estadística-. Aunque los Ivanov que no se echen muchas flores que ahí están los hijos del Tío Sam para declárales la guerra caliente, ya que estos los superan con ciento treinta y dos polvos anuales. Personalmente estos dos me la cuelgan pues me pillan muy lejos. A mí lo que más me jode es que nos superen los gabachos con ciento veintiún coitos anuales.

Pero la cosa no queda ahí a la hora de suspendernos en la asignatura más regalada del curso, ¡no! Los gabachos además de follar mucho y bien tienen una media de cambio de pareja de diecisiete personas diferentes frente a los españolitos que se conforman con cinco amantes solamente en toda su biografía.

Aunque; no os hagáis el harakiri colegas, porque eso sí, somos los que más hablamos con nuestras parejas de sexo. Lo que viene a ser lo mismo… todo se nos va por la lengua.

Así que si somos los primeros en el uso del motor auxiliar ya que al principal le faltan caballos, vayámonos poniendo las pilas y llevemos a la práctica aquello que dijo una mujer una vez –Querido, a mí me gusta que en la cama, los hombres me hagan con la boca todas aquellas cosas que no se atreverían a deletrear-. Lo malo, y eso lo he comprobado personalmente. Que por muchas milongas que le cuentes a una mujer que aparentemente te escucha absorta, lo que en verdad desea es que esa espiritualidad literaria acabe en un carnal beso con lengua.

Pero digo yo… si queremos igualdad de géneros, repartámonos las hostias también, ¿no? Pues si los españoles tenemos la libido baja y no damos el kilo, algo tendrán que ver en esto nuestras prójimas. Lo que quiero decir, es que por poner un ejemplo: hoy en día te sientas en una terracita a tomarte un café y ya de paso a contemplar paisaje. Y en pocos minutos ante ti se produce un desfile pertinaz de féminas en pantalón pirata, chanclas, lorzas al aire y camisetas sudadas, y si vuelves la cabeza a la mesa de al lado observas como la Vanesa de turno se sienta despatarrada con el tatuaje en la teta y el piercing en el ombligo en actitud desafiante, -que no es lo mismo que provocante-. Nada que ver con el suave contonear de aquellas hembras memorables provocado por la mezcolanza de tacones, medias, faldas ajustadas y astutas curvas. Y si solo fuera cosa del indumento o de esa manía que hay ahora entre las mujeres de vestirse con prendas que les caen como una patada en la bisectriz, todavía. Pero lo malo son las formas, si las formas. No sé si en algunas cosas yo seré muy clásico, pero que una mujer que acabas de conocer en una noche de copas, a la tercera te pregunte ¿dónde vamos a follar cariño?, además de ser una ordinariez es una falta de respeto, al menos con este que suscribe, a pesar de ser un tipo que tiene la certeza que si hiciera un resumen de los párrafos vividos con algunas mujeres, tranquilamente podría hacerse un relato decente, y si de ellos escogiera solamente los aspectos sexuales mas sórdidos, estoy seguro que cualquier editorial no tendría problema para publicarme un tratado de jardinería. Y ahora… que me echen los perros.

Donde dije digo, digo Diego

La verdad que últimamente estaba más por la lectura que por la escritura, pero hay sucesos a tu alrededor que te dan ganas de coger el cachorrillo y liar una pajarraca directamente. O en su defecto aporrear las teclas del ordenador con muy mala baba y dispuesto a expresar con el epíteto oportuno los sentimientos que le inspiran a uno ciertos individuos. Cosa que en esta sociedad del buen rollito es el único precio que muchos hijos de la gran puta y no pocos tontos del ciruelo acaban pagando a cambio de la inmunidad por los daños que causan.

En este batiburrillo de pueblos llamado España siempre nos la metieron doblada Reyes, curas y generales, pero al menos estos eran cabrones declarados y sabias perfectamente con quien te estabas jugando los cuartos. Ahora no, ahora tenemos una clase dirigente que ha ido organizándose el cortijo a su imagen y semejanza, embaucándonos de manera descarada a todos aquellos que bien por incultura, cobardía o estupidez seguimos dejando que nos gobiernen cómicos, mierdecillas o trileros del lenguaje, gentuza esta diplomada en el arte del; donde dije digo, digo Diego. -Aunque, que se puede esperar de un país donde la profesión de político debe de ser una de las pocas para la cual no hace falta el bachillerato-.

Hace escasamente un año todo eran loas al gasto público y el incremento de la deuda porque era perentorio apuntalar la economía, generar empleo público -aunque fuera de hoy para mañana- y aumentar las prestaciones para poder cubrir a los dos millones de nuevos socios en la cola del INEM. En cambio ahora un año más tarde lo que apremia es, subir los impuestos, recortar el déficit y contener la deuda. Volver a aquella vaina del equilibrio presupuestario y el saneamiento de la hucha.

Hace escasamente unos meses el impresentable Mister Been este nuestro de andar por casa, decía que mientras el gobernara, la crisis nunca se solucionaría a costa de los derechos de los trabajadores, y que la seguridad social de este país era el único pilar que se mantenía en pie con superávit a pesar del creciente gasto publico.

Hace escasamente unas semanas el desgobierno dijo que todas las medidas que afectaran a los trabajadores se pactarían antes en la mesa, entre sindicatos, gobierno y patronal. Y ahora de repente sin consulta ni previo aviso se ha sacado de la manga el retraso de la edad de jubilación, argumentando este golpe bajo a los derechos del trabajador con que; la elevación de la edad de jubilación en clave demográfica en los últimos 35 años se ha triplicado en el tiempo medio de cobro de la pensión, pasando de 5 años en 1975 a los 15 años actuales, y que de alguna manera hay que garantizar la sostenibilidad de las pensiones en el 2030.

Bueno pues yo acogiéndome al derecho de libre expresión a falta de otras posibles contundencias (pena de una AK-47 en el armario y las asaduras de un ministro a mano, o ministra -que no quiero ser sexista-), y ya como desahogo final puesto que se me calienta con facilidad la boca, a pesar de ser un fulano más bien educado, -cosa cada vez más difícil-. Solo me queda por decir… ¡Anda y que os den por el culo!

¿Alabado sea Dios?







Esta tarde escuchaba en la Brújula el estremecedor testimonio de una cooperante italiana en Haití, Fiamena Capellini. Tanto me impresiono, que esta noche busque en la web del programa su podcast para transcribíroslo.
-Intentare ser breve porque estamos intentando ahorrar baterías. La primera sacudida ha sido fortísima y ha durado más de un minuto, en cuanto hemos podido hemos abandonado los locales. El panorama es devastador, los edificios más importantes han desaparecido, por todos sitios se registran daños ingentes, edificios enteros de varios pisos se han quedado al ras del suelo, un supermercado muy conocido que a esa hora tenía que estar lleno de gente ha sufrido gravísimos daños, esta reducido a ruinas. Por las calles vagan personas presas de crisis de pánico y de histeria, heridos buscando ayuda. Es difícil llegar a los hospitales, las calles de la capital son impracticables. Nuestro viaje a casa ha durado más de dos horas para hacer diez kilómetros y eso que por suerte teníamos el Jeep. Hemos intentado ayudar como hemos podido para transportar a los heridos, al menos a los niños no acompañados.
Desde los escombros se oyen los gritos de socorro de los que se han quedado dentro, y los parientes se desesperan por la impotencia, falta la luz para iluminar la zona y poder seguir escavando por la noche.
El hotel montana donde he comido hoy esta semidestruido y han contado doscientos desaparecidos. Todos los medios de la misión de la ONU se han movilizado para ayudar, pero las mismas naciones unidas han sufrido daños graves con su cuartel general destruido y varios empleados civiles desaparecidos. En toda la ciudad la gente se queda en la calle, unos porque ya no tienen casa y otros por miedo a nuevas sacudidas. Lo que hemos visto atravesando la ciudad es terriblemente espantoso. Realmente no se por donde podremos recomenzar, pero lo haremos.
Es terrible, no dejo de pensar en los cuatro niños que hemos rescatado esta tarde. Cuatro hermanos que han terminado bajo una casa destruida, sin sus padres que todavía no habían vuelto del trabajo. Uno de ellos tenía heridas gravísimas y lloraba desesperado, su hermana lloraba preguntando ¿Cómo nos va a encontrar mama, si ya no está la casa? Rezad por este país en desgracia.

Ciao.
Fiamela.

Rezad por este país en desgracia? ¿Rezad a quien, a qué, a Dios? ¿A ese Dios compasivo y misericordioso, con el que nos obsequian las religiones? ¿A cuál de ellos abra que rezar, a Yahve, Jehová, Ala, Buda, Jesucristo? ¿A ese padre creador eterno, omnipotente, piadoso y bondadoso que según las llamadas sagradas escrituras dijo “bienaventurados los pobres, porque ellos heredaran la tierra”?... la verdad que ayer cumplió su palabra al pie de la letra enterrando bajo ella y sin clemencia el país más pobre de Latinoamérica.
Siempre fui convencidamente agnóstico frente a las religiones y sus dioses, aunque naturalmente, en los peores momentos de mi vida me asaltó la duda de agarrarme a ese Dios para caer al menos con la elegancia con la que caen las cometas, o las bailarinas, y si a pesar de todo sentí a veces la tentación de buscar a Dios en algún cubil, supongo que fue porque, en un naufragio nadie es alérgico a la madera.
Pero con la edad y conforme aumento mi capacidad de análisis y reflexión, si tenía la menor duda esta se diluyo totalmente. Que Dios bondadoso y piadoso es ese que ya en aquellos lejanos tiempos le pedía a un padre que sacrificara a su propio hijo solamente para satisfacer su infinita vanidad y egocentrismo. O aquel que quemo con azufre inocentes sin distinción alguna por que practicaban sexo con su mismo género. O ahogo bajo un diluvio universal toda vida terrenal menos aquella elegida por el, sin temblarle el pulso y haciendo alarde de una crueldad abrumadora. Desde el principio de los tiempos ese Dios lleva exigiéndole a sus legiones de discípulos y creyentes una fe inquebrantable y absoluta en la que todo se justifica; desde negarse a uno mismo hasta la extenuación, a morir en sacrificio, o matar en nombre de Dios.
Lo siento por aquellos que creéis en el ciegamente, pero vuestro Dios, -y ayer lo demostró una vez más-, es un gran hijo de puta cruel e inmisericorde, que no merece ni que se mencione su nombre en vano.

La compañera ideal


Un poco en la línea del último post que trataba sobre la comunión del marino con su barco. Os dejo esta entrada, escrita en la mar una fría noche de invierno cerca de aguas canadienses. No es del señor Conrad, sino de este modesto pescador gallego. Aun así espero que sea capaz de acercaros un poquito a ese amor/camaradería que siente el marino hacia su barco. Os recomiendo que no os perdáis el video que os dejo al final, es un poco de… "Para muestra un botón". Buena mar.


LA COMPAÑERA IDEAL

Este martes pasado, y como viene siendo norma habitual en los últimos años en este mes de febrero (ignoro el porque), habría que preguntárselo a esos chicos tan guapos, y que con tanta simpatía salen a la hora del café en nuestros televisores diciéndonos si mañana toca paraguas, o toca bañador. O sino, mejor a aquel marinero que navego conmigo hace años, parroquiano de un pueblecito cercano a Cangas del Morrazo y todo un erudito en preediciones meteorológicas. Me acuerdo que me decía: -“Patrón, mañan temos vento”-. “Hostias, Salvador...¿e porque?”, -“Porque a levante claro e poniente oscuro...temporal sejuro”, me contestaba el abuelo-. “!Manda carallo!, ¿E foche a universidade pra aprender iso ou aprendechelo ti solo?”-, replicaba yo.

Bueno, el caso es que este martes pasado nos toco bailar con la mas fea. Una borrasca atlántica de 950 milibares nos hizo el honor de hacernos una visitilla al SE de Newfounland (Canada), peinándonos las barbas con vientos de fuerza diez.
Y para poneros en antecedentes y que sepáis un poco de lo que hablamos; transcribo la denominación de este grado de viento según la escala “Beaufort” y “Douglas” de viento y mar, -que podréis consultar en cualquier tratado de náutica o de meteorología-
Dice lo siguiente... Fuerza diez a once: Vientos de entre cuarenta a sesenta nudos/ Temporal muy duro, olas extraordinariamente altas con crestas muy extensas que rompen/ La mar aparece blanca de espuma/ Balances fuertes y duros/ Visibilidad escasa a causa de la espuma en suspensión en la atmósfera/ Domina el fragor de la mar.


Bien... Hecha esta puntualización me gustaría hablar ahora, sobre el vínculo del marino con el barco cuando las cosas se ponen de manera, que...lo prudente seria una retirada, pues va haber hostias y sabes que va a apañar todocristo. Pero a veces...esa retirada es imposible o arto difícil
El vínculo entre un marino y su barco va más allá de ser considerado como el lugar donde pasa la mayor parte de su vida, va más allá de ser su medio para ganarse esa vida.
Llegado un momento deja de ser un conglomerado de chapas y soldaduras o un caótico enjambre de maquinaria; cobra vida propia y mantiene la tuya. Se crea entre marino y barco un contrato silencioso, un...-Tu me cuidas y yo cuido de ti-.
A partir de ahora voy a referirme a mi barco usando el genero femenino, no por aquello del termino “nave”, o porque el sexismo en el lenguaje sea un tema tan traído y llevado últimamente, sino por que me gusta mas, y porque desde que la conocí hace ya once años, la bautice con el nombre de “Heidi” por su similitud con su nombre real y por que me recuerda, aquel personaje de dibujos animados con el que me crié cuando la veo brincar enseñando la quilla de balance, el espejo de popa, etc. al igual que hacia la niña de lo Alpes.
Pues bien, como decía, ella se preocupa por mí y yo por ella, los dos formamos una pareja perfecta, no nos duplicamos las cargas ni los deberes, nos los repartimos haciendo cada uno lo que mejor sabe hacer, cual matrimonio bien compenetrado.
Es muy importante esta comunión entre el marino y su barco ya que cuando esos dos viejos e indestructibles adversarios –el dios Neptuno y su colega de perrerías, el viejo Eolo- se juntan, no ofrecen concesiones, ni conocen la palabra piedad, ni compasión, ni misericordia...son implacables. Y solamente tu con tu conocimiento, tu prudencia y tu pericia...y ella con su resistencia y su buen hacer, acompañado todo esto de una pequeña dosis de suerte, hace que puedas ganar momentáneamente la partida.
La verdad que es una buena terapia para templar los nervios, enfrentarte mano a mano con vientos de sesenta nudos y olas de diez a catorce metros. Subir y bajar esos mares que desde tu pequeña perspectiva ves como verdaderas montañas de agua, a pesar de tener tan solo una docena de metros, es en verdad, -y creedme...se de lo que hablo- una experiencia alucinante.
Cuando un muro de agua se precipita hacia ti con las fauces abiertas, pues así lo parece la cresta de una gran ola cuando trae rompiente, y esos rociones blancos se peinan al contrario de la dirección de la misma debido a la fuerza del viento, a veces incluso llegas a ver las amenazantes astas blancas de un enorme morlaco en medio de esa espuma. -Supongo que un maestro de la lidia debe de sentir algo parecido cuando un enorme miura se abalanza sobre el, y este...firme y sin pestañear se dispone a darle un capotazo-.
En esos instantes le susurras a tu barco: -¡Vamos bonita...pórtate!- y te preparas a subir por el seno de la ola arriba. Con una mano aguantas firme el timón y con la otra empujas la palanca del motor hacia delante dándole 200 revoluciones mas, justo las suficientes para que suba bien el repecho y no pierda el gobierno a medio camino.
Si lo haces bien, ella se deja querer y no golpea contra ese muro azul, orienta la proa al cielo y sube a través del seno de la ola sin problemas. Lo peor esta por venir...y llega de súbito. La cresta te envite y en unos segundos todo desaparece, solo hay agua y espuma a tu alrededor, la adrenalina llega a borbotones a tu cerebro, el barco escora violentamente y esta vez la proa es orientada hacia el infierno, comienza la galopada salvaje, el descenso es vertiginoso, quitas maquina y dejas que la inercia y la fuerza de la gravedad se ocupen del resto mientras te sujetas firmemente a cualquier cosa sólida que tengas a mano, preparándote para el segundo envite, -este es el peor- el barco mete la proa y una enorme cantidad de mar embarca a bordo inundando la cubierta, mientras se abre ante tus ojos un gran abanico de agua y espuma; el frenazo es brutal, violento, salvaje. Y transcurridos unos segundos, ella... fiel a su compromiso de “Tu me cuidas, yo te cuido”...se adriza, se estabiliza y a ti solo te queda exclamar: Uauuuuu...! Esta es mi chica!.
Momentos así es donde un marino ve y comprueba donde están los límites de su barco: si es noble en la caída (cae derecho, no escora a la banda), si recupera bien después del estrochon, etc. Al mismo tiempo también compruebas hasta donde llegan tus límites, y esto como dije antes, ayuda a templar tus nervios en situaciones difíciles, ya que a lo largo de tu vida profesional, las tendrás...y por desgracia muchas veces.
Situaciones así son la mejor escuela para un marino, ya que la imprudencia, los titubeos y las decisiones mal acertadas, en la mar...!se pagan!



En la mar a 23 de febrero del 2006


                      

LEYENDO MAR ( Los barcos ) 1


Si, un barco quiere que se lo mime con conocimiento de causa. Uno debe de tratar con comprensiva consideración los misterios de su naturaleza femenina, y entonces el estará a nuestro lado, fielmente, en nuestra incesante lucha contra fuerzas ante las que no avergüenza salir derrotado. Es una relación seria, aquella en la que un hombre vela celosamente por su barco. Este tiene sus derechos igual que si pudiera respirar y hablar; y de hecho hay barcos que, por el hombre que lo merezca, harán cualquier cosa, como dice el refrán, menos hablar.
Un barco no es un esclavo. No hay que forzarlo en una mar gruesa, no hay que olvidar nunca que uno le debe la mayor parte de sus ideas, de su habilidad, de su amor propio. Si uno recuerda esa obligación naturalmente y sin esfuerzo, como si fuera un sentimiento instintivo de su propia vida interior, el barco navegara, aguantara, correrá por uno mientras pueda, o como un ave marina cuando va a reposar sobre las enfurecidas olas, capeara el temporal más fuerte que jamás le haya hecho a uno dudar si viviría lo bastante para volver a ver salir el sol.






Joseph Conrad (El espejo del mar; 1906)

De enmiendas y propositos


Un año más que se fue. Y como siempre al comenzar un nuevo año casi todos nos planteamos buenos propósitos y mejores enmiendas, o al menos intentamos que se produzcan pequeños o grandes cambios con respecto al año anterior. Echamos la vista atrás con el ánimo de hacer un balance del año cancelado. Pero esta apenas nos sirve para hacer una reflexión inútil de lo que tendríamos que haber hecho y no hicimos. Ver nuestra vida a través del retrovisor solo nos sirve para escribir las memorias de nuestra existencia y la mayoría de las veces para hacer un sano adiestramiento de la nostalgia. Raras veces nos vale para cambiar nuestro destino, sobre todo porque la sabiduría de la vida es algo que sobreviene cuando ya no nos sirve de nada, útil solamente para dar futuros consejos.
Para nuestra desgracia, nuestra vida es parte de un juego inapelable, una serie de hechos encadenados en los que apenas arbitramos, y en el que con el transcurso de los años descubrimos que lo único que podemos cambiar de nuestro pasado es su retórica y que el resto es intocable porque no se nos permite jugar a la tómbola después de haber caído las bolas del bombo.
Eso sí, tenemos la oportunidad de hacer novela de nuestro pasado y de modificar emocionadamente la estela de los recuerdos, pero, ¿y las consecuencias? ¿Y las desilusiones, los remordimientos y los tan traídos y llevados efectos colaterales? A no ser que lo colemos por el tamiz de la fantasía, nada de lo que nos haya pasado tiene remedio ya, y en ese caso recapitular sobre lo hecho únicamente nos va a servir para convertir en un desasosiego lo que sólo tendría que ser un recuerdo. De todo esto solamente una cosa me queda clara, fijarme demasiado en lo que me ocurrió el pasado año en realidad sólo sirve para perderme lo que me espera en este.


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