Navegando a bordo de un sueño (4ª singladura)

Son las 5 de la tarde, después de honrar a Morfeo con una generosa siesta, decidimos soltar cabos y seguir con nuestro viaje. Nos da un poco de pena dejar esta hermosa ciudad con todo lo que en ella vivimos durante tres días paseando por sus añejas calles, y empapándonos de la magia de sus melancólicos fados mientras cenábamos en las tradicionales tabernas del viejo puerto. Pero el viaje debe continuar sabedores de que nos esperan lugares aun mas maravillosos que la ciudad de los navegantes.
Gobernando la salida del Anduriña con el motor auxiliar y el trapo arriado, vamos dejando atrás la roja de la Doca de Belem que marca la entrada del muelle de recreo, para a continuación pasar pegados a la bellísima Torre del mismo nombre; que a esas horas y con el sol aun alto hace brillar su piedra blanca como si de un perfilado espejo se tratara. Sus almenas y sus baterías a ras de agua nos transportan a tiempos lejanos, donde desde esa misma torre se entablaron feroces combates en defensa de la villa.

El viento del cuarto cuadrante empieza a dejarse notar conforme perdemos el socaire de la costa norte. Más allá, borreguitos blancos por encima de la superficie del mar nos auguran vientos frescos. Decidimos pegarnos bien a la costa para evitar en lo máximo posible el mar de fondo. Izamos todo el trapo y afirmamos bien la botavara de la mayor por sotavento....Al instante la Anduriña escora a sotavento y se pone a navegar firme y veloz como una saeta!..... la corredera empieza a subir rápidamente alcanzando una velocidad de doce nudos. Ella se hace cargo del timón mientras trinco firme las escotas de la Génova, veo su cara que es todo un poema, pero es una mujer valiente y se que será una gran navegante. Sonrió al recordar sus palabras… ¿Y yo seré capaz de subir a bordo de un barco sin ostiarme?

Pasamos a menos de media milla de la impresiónate pared de cabo Espichel, la mar ruge brava al encontrase con ese freno natural, el viento va en aumento y la adrenalina empieza a subir a borbotones hacia el cerebro. Mientras el barco se mantiene con un rumbo firme, trinco mi arnés en la bañera y me siento al lado de ella, la tranquilidad y la satisfacción empiezan a asomar en su rostro.

Después de dos horas de galopada salvaje los vientos empiezan a aflojar y a rolar a Sur anunciando el fin de la borrasca. Preparo la maniobra para navegar de ceñida, el subidon de adrenalina nos dio hambre y nos despachamos rápidamente, dos bocadillos y media botella de Oporto.

La noche pasa rápida, son las tres de la mañana y ella al final se queda totalmente dormida y agotada apoyada en mi hombro, mientras en la proa la potente luz del faro de Cabo San Vicente se empieza a dejar ver en el horizonte.

Y yo, mientras la contemplo, gozo con todos mis sentidos de la mar, del viento en la cara, del calor de esta mujer que duerme tranquila a mi lado y de la libertad total y absoluta...finalizando así esta cuarta singladura a bordo de mi sueño.

8 tripulantes tienen algo que decirte...:

Sylvia dijo...

Aunque su cara fuera un poema, y el corazon se le saliera del pecho, estará tranquila y segura porque está con él, el mejor profesional, sabedor de los secretos del mar, sabe que lo respeta y que se dejará la vida en ello si es necesario para salvar aquella situacion que pudiera poner en peligro la vida de cualquiera..Tranquila ya, pasado el temporal, y habiendo disfrutado de unos bocatas, que aunque no fueran de la Cañiza, seguro que eran de jamón...que más puede pedir?...afortunada mujer desde luego, muy afortunada.

Seguro que ella tambien sonrie,cuando recuerda que no solo porque fue capaz ( y muy capaz) de subir al barco sin ostiarse sino que acabó danzando de proa a popa de babor a estribor e incluso de coger el timón en aquel primer viaje por la Ria de Vigo..


Un beso sentido para tí, ya lo sabes.

Susodicha dijo...

Segundo intento y correccion ortografica rapida..jeje

Que delicia la musica...a ratos me invade la sensacion de un vestido de muselina contoneandose al ritmo dulce del piano.
Joeer, que paisaje de serenidad y plenitud dibujan sus palabras...me llenas la mente de azucar glass.
Me encanto capitan.

Un besazo enorme...

Unknown dijo...

Apreciado Capitán…
Esta serie me tiene como poseído. Hace demasiado tiempo que no siento ciertos vientos en mi rostro y tus palabras en cierto modo los sustituyen si al leerlas cierro los ojos.
Impresa está esta cuarta parte, en espera de la que sigue. Ojala la pudiera leer de nuevo en cubierta… Ojala.

Un abrazo

Mar dijo...

Capitán, leyéndote tengo sentimientos encontrados. Por un lado me encanta lo que narras y por otro me muero de envidia.

Tesa dijo...

Creo que tengo que hacer algo pronto para conocer la costa portuguesa
...aunque sea desde tierra.
Besos,Capi

Anónimo dijo...

Bueno capi...Veo que tiene un buen marinero abordo...valiente y dulce...Tanto como la travesia que describe..
Bicos para los dos...Choi
Pd: Creo que Anduriña va hacia Cabo verde...¿ O no??...Ya nos contará en su próxima singladura.

chanclas dijo...

Te vas superando, capitán. Cuesta no releer tus relatos varias veces. Si alguna vez te decides a publicarlos no te olvides de incluir la música. Un acierto pleno. Este si que es el romanticismo de la navegación, Un abrazo.

El Comandante dijo...

Se percibe la aventura, pero al mismo tiempo el sosiego. Da gusto leerte.
Saludos de alguien que, por mometo, sólo atraviesa mares imaginarios.

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