Antes muerto que sencillo

Hay dos cosas que ya son tradición en este puente de la Inmaculada Constitución que acaba de pasar. La una; cuestionarle las arrugas a la ya madurita “carta magna”, y la otra cuestionar (ya que es nuestro deporte favorito en este país de caña y tortilla) la institución monárquica, sequito incluido.
Y como yo estos días, entre el trabajo y el Buenafuente apenas tengo tiempo para leer y cuanto menos escribir; además de las malas relaciones que tengo últimamente con la musa esa, que hace que escriba algo coherente, dentro de las gilipolleces que salen de la única neurona de este desalado pescador. Pues con todo esto, y viendo que con el viento de proa no hago barco decidí rescatar una antigua batallita que mantuve con la realeza y que conté en el viejo Sextante, pero que decidí recuperar para tapar los agujeros de esta cantina.

ANTES MUERTO QUE SENCILLO

En estos días atrás se estuvo hablando mucho sobre la figura del rey y la institución que representa, a raíz de que a un grupo de independentistas catalanes les saliera del mascaron de proa quemar fotos del monarca. Un hecho reprobable en si, pero no porqué fuese la figura del rey, Ala, o el papa de Roma. Sino, porque no deja de ser una falta cívica el quemar cosas en la calle. Creo que vivimos en una democracia y como tal; esta se sustenta principalmente, en la libertad de expresión y el respeto. Implicando con ello tolerancia “incluso con los que no la tienen”.
No me parece de recibo que esta gente sea intocable, y no me parece que sea de demócratas que por poner una viñeta del príncipe echándole un quiqui a Doña Leticia se censure una revista. O por el simple hecho de quemar unas fotos del rey se meta a alguien en la cárcel. Pero en fin no quiero entrar en política, pues hacerlo es la mejor manera de perder amigos. Además de que, con esta tribu es mejor no meterse, pues no se suele salir bien parado. Y lo digo, pues estoy en condiciones de afirmarlo categóricamente, ya que lo padecí en mis carnes, o más bien en mis tripas.
Y si me permiten vuesas mercedes, les relatare el curioso encuentro acontecido hace ya muchos años de este plebeyo que suscribe, con tan ilustres personajes.
Corría el año 1979 de nuestro señor, cuando este vuestro humilde siervo, pertenecía a la plantilla de una naviera cuya sede social estaba ubicada en los madriles, Y la cual presumía de tener en su lista de armadores, -lista esta por cierto, mas larga que la cola del SERGAS- a dos buenas piezas de la nobleza española...Sus ilustrísimas, o excelencias, o como coño les llamen...el ”Duque de Mena” y el ”Marques de Haro”.
Por aquel entonces, aun estaba empezando mis correrías por el mundo y trabajaba como mozo de cubierta en un barco mercante que cubría la ruta entre España y diferentes países del norte de África.
Nos encontrábamos aquel dia descargando mercancía general en el bonito puerto argelino de Mostaganem. Eran las once de la noche y faltaba tan solo una hora para acabar mi guardia de portalon; cuando de repente, un desvencijado taxi paro enfrente mia, y de el salio un traje negro de rayas diplomáticas con una corbata rosa adosados a un individuo pelirrojo, que parecía mas bien expatriado de una novela de Samuel Beckett. El cual acercándose a mí con mucha pompa y mucho glamour, va y me dice:
-Chico, ¿Eres del barco?-
-Si señor, soy el marinero de guardia. ¿Qué desea?-
le conteste con toda la educación y cortesía que mi cátedra plebeya pudo desplegar. A lo que su excelencia contesto:
-Soy tu armador...El Marques de Haro, y quisiera ver al capitán.
Imaginaos la cara que se me puso...Yo, el humilde hijo de un trabajador de astillero, nativo de la esquina desheredada de la península, enfrentándome a la cream española. Tal fue mi estupor, que solo fui capaz de articular: -Vale, pues acompáñeme-Y empecé a subir las escaleras de la pasarela.
Aun no había puesto el pie en el segundo escalón, cuando oigo la voz del aristócrata decirme: -Eh, chico me ayudas con las maletas-, cogiendo en seguida su maletín de mano y dejándome a mí solo, con mis diecisiete añitos y mis escasos sesenta kilos frente a dos maletones más grandes que el baúl de la Piquer. Comprendan vuesas mercedes que me salte la parte del vergonzoso numero que tuve que montar para subir yo solo aquellos dos enormes maletones; tres cubiertas, un entrepuente y dos pisos mas hasta llegar al comedor de oficiales, y encima aguantando delante mía aquel culo lacio con andares de damisela que cada poco me preguntaba: ¿Voy bien por aquí chico?.
Si mariconazo, y si sigues recto te descerebraras contra el pescante de estribor, -me hubiera apetecido contestarle-
...! Pero la cosa no acabo ahí!
Una vez finalizada mi guardia me fui con Pepe, un marinero ya veterano acuartelado en los grandes bancos de merluza de Sudáfrica, a coger unos pocos camarones a lo largo del muelle. Huelga decir, que con semejante maestro el lance fue abundante, y al cabo de una hora casi un kilo de tan rico crustáceo bailaba aun vivo dentro del ganapán. Así que con tan fructífera captura nos dirigimos a la cocina del barco para dar buena cuenta de ellos. Al convite se sumo Tonio, contramaestre del barco y hermano de mi socio de pescaduria, aportando compañía y una botella de buen vino en tetra-brik para ayudar a digerir mejor el marisco.
Cuando teníamos casi todo preparado y nos disponíamos a sentarnos en el comedor, apareció de repente en la puerta de la cocina el hidalgo caballero, -y no os perdáis esto- ¡Ataviado con uniforme de marinero!, lo juro por la guitarra de Jimi Hendrix, y no de un marinero cualquiera...no !Sino de marinero de primera comunión!.
De verdad era digna de ver la postal de aquel cincuentón pelirrojo vestido de primera comunión. Suerte que aun no habíamos empezado con los camarones, pues de seguro habría echado la pota con semejante y esperpéntica visión.
-Buenas noches marineros... ¿Que hacéis?-, nos dijo el príncipe de los mares.
-Pues na, aquí, a punto de comernos estos camaroncillos que acabamos de pescar-, le soltó el incauto del Pepon. Y para acabar de joderla, su hermano Tonio le señaló: ¿Le apetece picar unos pocos?
¿Qué si le apetece?...Jodio infante. ¡Se los comió todos...TODOS!...y medio ladrillo de D. Simon para ayudar en su trasiego.
Mientras nosotros; en parte debido a la cortesía marinera, a la educación, y a que seguíamos alucinados viendo para aquel barón, conde o marques, que era un calco de Cristobalito Gazmoño, -aquel entrañable personaje de Toni Leblanc-...ni los probamos, ni tan siquiera dijimos esta boca es mía, -que en este caso seria lo más apropiado decir-.
Y el hideputa ni respiraba, que más bien parecía lazarillo que caballero, dando cuenta de las viandas.
Pero lo mejor y lo que con más cariño recuerdo, fue el comentario de los dos veteranos, una vez se hubo marchado el conde-duque de los cojones.
-Joder Pepe, pues si que tiene buen diente la realeza-
-Claro coño, los ricos siempre fueron de buen comer. ¿O es que no lo sabias?-
Fredo
En Gijon a 10 de Diciembre del 2008

9 tripulantes tienen algo que decirte...:

➔ Sill Scaroni dijo...

Es increible que hasta hoy existan reys y reinas ...

Muy bueno post-mi amigo Fredo.
Un beso.

Sill

Fet dijo...

XDDDDDDDDDDDD
Impresionante estampa.

Sylvia dijo...

Jajaja...lo que daría por ver esa cara cuando entró el marinerito de 1ª comunión!!!..si es que te imagino... Me encantó la 1ª vez que la leí y me sigo quitando el sombrero (que aqui ya sabes que no voy tocada con corona ni tiara alguna).
En cuanto a lo de madurita..ten cuidado que alguna se te echará encima si consideras 30 años de los de ahora maduritos, y que conste que no lo digo por mí, que a mis 38 toy estupenda..jajaja, ya verás ya..
No te preocupes por la musa, ni mucho menos por la neurona...Buenafuente..eso que no falte verdad?.

Un beso grande Fredo, espero que ya estés recuperado de todas tus cosillas.

Raimunda dijo...

Vaya recuerdo memorable lo del trajecito!
En cuanto a que la aristocracia sea de buen comer... tiene un doble sentido paradójico, puesto que llenarse el buche de marisco sin tener la cortesía de compartir , no es síntoma de comer bien...sino de ser un malnacido egoísta de mierda, evidentemente. Un tripero con glamour, vamos.
Muchos besos desde la isla lunar, mi querido Capitán.

Hache dijo...

Bueno Capi .. me voy a la oficina con una sonrisa (y risas internas)

Debes saber que no soy gran amiga de realezas (dije "gran"?) y que opino que los tenemos que aguantar porque llenan hojas en la prensa rosa/amarilla y según mucha gente "no hacen daño a nadie" (coño, estaría bueno que encima mataran)

La estampa del marinerito de primera comunión ... ¿ridícula? Más bien acorde con el individuo en cuestión, no?

Y no son de buen comer, son de buen "mamonear" ... (ups .. perdón)

Tesa dijo...

Y yo, que de mayor quiero ser noble

:(

marea@ dijo...

jajjaja, joder, si es que hay q mantener siempre las distancias con esta gente, y además ser educado y complaciente lo justo na más... si es que sea donde sea el caso siempre somos los mismos los que salimos mal parados.

Un abrazo capitán... si soy yo... ese se come lo de Clavijo...

Marea@

Bellisima Stelle dijo...

Hola Capitan...encantada de posarme en esta cantina...sufrì un naufragio...y a fuerza de nado lleguè hasta aqui...vi luz y entrè!!!

Me he reido con su relato y sus comentarios...le dirè caballero, porque como aun no se si serè bien recibida, guardo las distancias...jajajajjajjaa.

Por suerte de donde yo vengo no hay "Nobleza"...pero como si lo hubiera a veces, con los que llevan el timòn.

En fin, me ha robado una sonrisa..podrè pasar por esta cnatina mas a menudo? ud que dice Capitan?

Le dejo un abrazo grande y hatsa luego.

El Lobo dijo...

Jajajaja!!! lo de los camarones tiene guasa. La nobleza es lo que tiene: mucho rostro. Desde Don Pelayo.

Salud.

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